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GP de Mónaco: La épica batalla entre Ayrton Senna y Nigel Mansell

El brasileño se quedó con la victoria sobre el inglés por 215/1000, la menor diferencia entre el ganador y su escolta en la historia del GP monegasco.

El Gran Premio de Mónaco es, sin dudas, la carrera más importante del calendario de la Fórmula 1. El glamour del Principado se mezcla con la adrenalina propia de la categoría más importante del mundo para hacer un cocktail único.

El escenario de esta cita tan singular son las propias calles de Montecarlo que le dan forma a un circuito de poco más de tres kilómetros. Tiene muchas curvas, pocas rectas y es muy angosto. Por eso la habilidad de los pilotos se pone a prueba en cada una de las 78 vueltas de la carrera.

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Ganar en Mónaco otorga un gran prestigio y si un mismo piloto repite la victoria, más aún. El que más veces festejó allí fue el brasileño Ayrton Senna con seis éxitos, uno más que el inglés Graham Hill y el alemán Michael Schumacher.

Por lo general, la clasificación ya da una pauta del vencedor. Es que con un circuito con escaso lugar para el sobrepaso es raro que se produzcan cambios en las posiciones, salvo alguna falla mecánica o algún exceso.

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De todas formas, Montecarlo suele entregar sorpresas. Senna, por ejemplo, abandonó en 1988 cuando tenía el triunfo en el bolsillo. Le llevaba casi un minuto a Alain Prost, su compañero en McLaren, pero se pegó contra un guard-raid y abandonó. Mientras que en 1996 el francés Oliver Panis (Ligier) se quedó con la gloria en una carrera en la que solo terminaron tres autos por accidentes provocados por la lluvia.

Obviamente, el Principado también fue lugar de batallas memorables, como aquella que protagonizaron Senna y el inglés Nigel Mansell en 1992. El contexto ayudó a que ese duelo sea muy recordado, aún hoy en día.

Mansell corría para el mejor equipo del momento: Williams, cuyo auto tenía la firma de Adrian Newey. Mientras que Senna luchaba con un McLaren que lejos estaba de ser aquel que había dominado a finales de la década del ’80.

Después de ganar las cinco primeras fechas del torneo, Mansell era claramente el hombre a batir. En la clasificación del GP monegasco le sacó 873/1000 a su compañero, el italiano Ricardo Patrese, y más de un segundo a Senna, que debió conformarse con el tercer lugar de la grilla. Nadie apostaba por el brasileño, aunque en el automovilismo -y más en la F.1- nada jamás está dicho.

El entonces vigente campeón se la jugó en la largada. Ahí superó a Patrese y se puso detrás de Mansell. Lo siguió de cerca en todo momento, pero el León inglés tenía todo bajo control. Así pasaron una y otra vuelta hasta que en el 70º giro, a ocho del final, el líder recibió la orden de entrar a boxes porque tenía un problema en la rueda trasera izquierda que podía causar un accidente.

Mansell volvió a la pista en el segundo puesto a cinco segundos de Senna y con pocos kilómetros por recorrer. Pero el potencial de su auto, que se destacaba del resto por contar con una caja de velocidades semiautomática, suspensión activa, control de tracción y una avanzada aerodinámica, le permitió limar rápidamente la ventaja que le llevaba el brasileño. Fue ahí cuando comenzó una auténtica guerra por el primer lugar entre estos dos titanes…

Aunque su McLaren era más lento, Senna no le dio ni un milímetro a Mansell para que intentara un sobrepaso, algo que intentó una y otra vez durante las tres últimas vueltas. Finalmente, ambos cruzaron la meta separados por 215/1000, la menor diferencia entre el ganador y su escolta en la historia de este Gran Premio

“Cuando salí de los boxes y ví pasar a Ayrton delante de mi supe que la carrera,  probablemente, se había perdido. Pero igual di todo y un poco más para intentar ganarle… Debo felicitar a Ayrton porque hizo todo muy bien para que no lo pudiera superar”, contó Mansell tras la competencia.

“Estoy súper contento de lograr mi quinto triunfo en Mónaco y más con un auto que era inferior al Williams. Aunque mejoró para la carrera, sabía que no era lo suficientemente bueno para batir a Nigel. Así que no me quedó otra que estar lo más cerca posible de él y esperar que algo sucediera… Y eso fue lo que pasó”, reconoció Senna.

“Sobre el final de la competencia mis neumáticos ya estaban muy desgastados y tenía la sensación de que Nigel me pasaría pronto. Era unos tres segundos más rápidos que yo y eso me obligó a concentrarme al máximo para no dejarle ningún lugar libre. Creo que me las arreglé muy bien para mantenerme delante de él… Fue bueno domesticar al León, al menos una vez”, agregó.

Para Ayrton Senna esa victoria en el Principado fue la primera de la temporada, en la que volvió a festejar en otras dos oportunidades (Hungría e Italia). Para Nigel Mansell la derrota solo fue un tropiezo en su camino hacia su único título de F.1, que rubricó con un total de nueve éxitos y tres segundos puestos.

Por eso el Gran Premio de Mónaco es único. Porque en medio de tanto glamour aún sigue siendo una carrera de autos en la que siempre definen los pilotos.

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Diego Durruty

Soy un periodista con más de 30 años en el ruedo. Arranqué en revistas como CORSA, El Gráfico, Coequipier y SóloTC, pero también me aventuré en el mundo digital en SportsYa!, e-driver.com y kmcero.com. Si eso no te sorprende, también me escuchaste en las radios Rock&Pop y Vorterix.com. Ah, y no puedo olvidar mis coberturas del rally Dakar para la agencia alemana dpa. Hoy en día escribo en Automundo.com.ar y para que no se me escape nada, también conduzco el magazine Dos Tipos Audaces (Spotify, YouTube y Campeones Radio). ¡No hay quién me pare, amigo!

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