Tras una reunión que se extendió por más de cuatro horas, los pilotos de la Fórmula 1 decidieron darle el OK al Gran Premio de Arabia Saudita, segunda fecha del Mundial, a pesar del atentado terrorista que este viernes destruyó una destilería de la petrolera Aramco ubicada a solo 25 kilómetros del circuito callejero de Jeddah.
Después de realizar las dos tandas de entrenamientos libres, las autoridades saudíes se reunieron con los responsables de la categoría y los promotores locales para afirmar que era seguro seguir con el evento pese a que rebeldes yemeníes hutiés atacaron con drones y misiles una instalación de Aramco, patrocinador local de la máxima categoría.
Stefano Domenicali, CEO de la F.1; y Mohammed Ben Sulayem, titular de la Federación Internacional del Automóvil; explicaron entrada la noche que la carrera seguía en marcha convencidos de las palabras de las autoridades locales, que les afirmaron que el objetivo no era la categoría, sino la petrolera…
Mientras ambos se reunían con la prensa para explicar su postura, los pilotos se juntaron y comenzaron a debatir sobre la situación. El encuentro con los corredores se extendió hasta las primeras horas del sábado y, en diferentes momentos, contó con la participación de los team-managers y también de los responsables de la categoría como el propio Domenicali o el inglés Ross Brawn, director deportivo de la F.1.
Cerca de las 2 de la mañana ingresaron los responsables de los equipos, que ya habían dado el OK para competir. Media hora después los pilotos terminaron el encuentro y le dejaron a George Russell, director de la Grand Prix Driver’s Association (Asociación de Pilotos de Grandes Premios), comunicar su posición a los team-managers, los responsables de la categoría y de la FIA.