Mucho tiempo antes de que aparecieran Esteban Ocon y Pierre Gasly, la esperanza francesa en la Fórmula 1 fue Franck Montagny. No era para menos ya que había llegado a la Máxima con varios pergaminos, como los títulos en la Fórmula Renault Francesa (1994), en la Open Telefónica by Nissan (2001) y la World Series by Nissan (2003). Justamente, el último cetro le abrió a las puertas a la F.1. Fue tercer piloto de Renault, luego de Jordan y finalmente en 2006 debutó en la categoría con Super Aguri.
Sin embargo, Montagny no trascendió en el automovilismo mundial por sus logros en la F.1 (corrió seis carreras con el team japonés y abandonó en tres), sino por haber sido el único corredor suspendido por la Federación Internacional del Automóvil al dar positivo de doping por cocaína.
Después de su paso efímero por el Mundial, Montagny probó suerte en diferentes categorías como la A1 Grand Prix, las carreras de resistencia, el ChampCar, Superleague Formula, V8 Supercars, IndyCar y la Fórmula E, la última división en la que compitió.
Las únicas alegrías que tuvo en ese tiempo post F.1 fueron los dos podios que logró en las 24 Horas de Le Mans con Peugeot: fue tercero en 2008 y segundo en 2009.
La posibilidad de correr en 2014 en la naciente categoría eléctrica Fórmula E con el equipo de Michael Andretti revitalizó sus esperanzas de lograr grandes cosas en el deporte motor. El segundo lugar que logró en la primera fecha del certamen inaugural, el ePrix de Beijing, le dio la razón. Pero su sueño quedó trunco rápidamente.
Después de abandonar por un accidente en la segunda cita del campeonato en Putrajaya (Malasia), el equipo decidió bajarlo del auto sin demasiadas explicaciones y reemplazarlo a partir del ePrix de Punta del Este por su compatriota Jean-Éric Vergne.
Fue ahí cuando el propio Montagny comunicó los motivos de su desvinculación: en los controles de doping de la prueba malaya había dado positivo de benzoilecgonina, un derivado de la cocaína. Eso motivó su exclusión de la competencia y una posterior suspensión de dos años por parte de la FIA.
En una entrevista que le concedió a L’Équipe, Montagny se hizo cargo de lo sucedido y reconoció haber recurrido a la droga antes de participar en la prueba en Putrajaya agobiado por problemas personales.
“Desde el control, lo sabía. No tenía ninguna duda sobre el resultado. He hecho una estupidez, soy culpable. Ni siquiera voy a pedir el análisis de la muestra B”, señaló Montagny, de entonces 36 años.
El ex tester de Renault insistió en que nunca había dado positivo por dopaje, aunque admitió que incluso en sus años en la F.1 le gustaba festejar y beber de vez en cuando.
“Viví varios años en Barcelona y allí bastaba con bajar a la calle para saber quién podía vender (droga) y dónde, pero yo nunca lo hice, nunca compré nada para consumir”, explicó.
Sin embargo, Montagny dijo que, tras separarse de su pareja, antes de tomar el avión para Malasia en París, necesitaba “dejar de pensar, aliviar mi cabeza”, y por eso recurrió a un vendedor callejero, a quien le compró la droga.
“El automovilismo quizá puede haber acabado para mi”, afirmó Montagny, quien efectivamente jamás volvió a correr de manera profesional.
Su caso, obviamente, tuvo una gran repercusión en su momento. De hecho, el ex piloto Mario Andretti, campeón de la F.1 en 1978, sugirió que debía ser suspendido de por vida. “Es una gran decepción para todos nosotros ya que también puso en peligro a todos los demás pilotos en la pista. Lo que hizo es imperdonable en nuestro deporte. Si por mí fuera, Montagny estaría sancionado de por vida”, disparó.
De todas formas, Andretti dijo que el caso de Montagny no indica que el dopaje pueda ser un mal en el automovilismo: “Siempre hay ovejas negras, pero no hay problemas de dopaje o drogas en las carreras. El hecho de que Montagny fuera descubierto demuestra que el sistema de control funciona”.