En la década de 1990, un ingeniero argentino radicado en Italia desde 1977, Luis Augusto Romano Ruzzi, propuso un proyecto audaz y emocionante: realizar el Gran Premio de la Argentina de Fórmula 1 en un circuito callejero en el barrio porteño de Palermo.
La vida de Ruzzi había estado ligada tanto a la F.1 como al fútbol, sumergiéndose en ambos mundos con pasión y determinación. Fue amigo y manager del piloto italiano Elio De Angelis, además de desempeñarse como diplomático de la embajada argentina en Italia y como jefe de la delegación argentina en el Mundial de Fútbol de 1990, con el respaldo de Carlos Bilardo y la bendición de Diego Armando Maradona. Posteriormente, fue representante de destacados futbolistas argentinos, entre ellos Mauro Zárate.
Para comprender el contexto de la Argentina en la década de 1990, es necesario destacar su situación económica, política y social. En aquellos años, el país experimentaba un proceso de modernización y apertura económica, conocido como el modelo neoliberal.
Se implementaron medidas de privatización, desregulación y apertura comercial, lo que generó un aumento de la inversión extranjera y un crecimiento económico inicial. Sin embargo, también se profundizaron las desigualdades sociales y se vivieron momentos de crisis.
PALERMO, COMO EN LAS VIEJAS ÉPOCAS
En medio de este panorama, Ruzzi presentó su ambicioso proyecto de llevar la F.1 a los bosques de Palermo, el mismo lugar donde se realizaban las Temporadas Internacionales a fines de la década de 1940. Hasta ese momento, la última visita de la categoría a Argentina databa de 1981, y la idea de volver a albergar una carrera de esta envergadura despertó gran entusiasmo.
Sin embargo, Ruzzi no estaba interesado en utilizar el autódromo de Buenos Aires, ya que las cifras económicas no cerraban. Era consciente de que el circuito necesitaba importantes reformas que implicaban una inversión millonaria, las cuales finalmente se llevaron a cabo para concretar el regreso de la Fórmula 1 en los años siguientes (de 1995 a 1998).
El ingeniero argentino estaba convencido de que el circuito callejero en los lagos de Palermo sería el escenario ideal para albergar la carrera. Las gestiones avanzaron y, de hecho, Ruzzi contaba con la palabra del británico Bernie Ecclestone, el entonces mandamás de la Fórmula 1, para incluir el Gran Premio de Argentina en el calendario de 1993.
Sin embargo, la organización de la carrera se vio complicada y, en una reunión con Ecclestone en Londres, se tomó la decisión de cancelarla. Las dificultades surgieron debido al poco tiempo disponible para cumplir con todas las tareas necesarias y a las consecuencias de las oposiciones que surgieron.
“Mi idea era llevar la Fórmula 1 a los bosques de Palermo. Fui el encargado de hacer las gestiones, pero después no fue posible realizarlo. No estaba interesado en el autódromo porque no cerraban los números”, recordó Ruzzi tiempo después.
El ingeniero argentino menciono que las complicaciones se iniciaron debido al “poco tiempo disponible para hacer todo lo que corresponde y por otro por algunas oposiciones que surgieron, causando dudas entre los inversionistas”.
El proyecto de realizar la carrera en el callejero palermitano desató una polémica entre el gobierno del presidente Carlos Menem y grupos ecologistas. La ordenanza municipal 17.348/60, que prohibía las carreras en el perímetro de la Capital Federal, fue uno de los mayores obstáculos.
Esta normativa se había implementado en a fines de 1960 después de una serie de accidentes mortales durante el Gran Premio de Turismo Carretera. En aquel entonces, hubo 15 víctimas fatales y 29 heridos, lo que llevó a la necesidad de tomar medidas de seguridad. Esta ordenanza recién se derogó en 2010 y por eso la Ciudad de Buenos Aires fue escenario de carreras de TC2000 y Fórmula E en los años siguientes…
UN NUEVO INTENTO, ESTA VEZ EN MAR DEL PLATA
Luis Ruzzi no se rindió y continuó persiguiendo su sueño de traer la Fórmula 1 a Argentina. En 2010, en el contexto de los festejos por el Bicentenario del país, participó activamente en un nuevo intento de concretar la llegada de la máxima categoría.
En esta ocasión, el proyecto se centró en Mar del Plata y contó con el respaldo financiero de la familia del futbolista Mauro Zárate. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos, el proyecto no pudo materializarse y la Fórmula 1 continuó siendo un anhelo inalcanzable para los amantes del automovilismo argentino.
“Sería una fiesta poder concretar la posibilidad de traer la Fórmula Uno el año que viene. La idea es tener una fecha en abril. Se está trabajando en la construcción del circuito callejero para que después le llevemos el proyecto a Ecclestone y vea todo lo que tiene que ver con la llegada del turismo”, precisó Ruzzi en 2009.
Tres años más tarde esta idea volvió a tomar fuerza al punto que la entonces presidente Cristina Fernández de Kirchner anunció que las tratativas con Ecclestone para llevar la F.1 al callejero marplatense estaban avanzadas…
El regreso de la Fórmula 1 a la Argentina, ya sea en los bosques de Palermo, en el centro de Mar del Plata o en el mismo autódromo de Buenos Aires, han quedado como historias inacabadas. Tal vez, algún día, un nuevo proyecto resurja y logre que el rugir de los motores de la máxima categoría se escuche bajo el cielo argentino.
