Si hoy la zaga Rápido y Furioso es una de las más exitosas del cine se lo debe en gran parte a Bullit, aquella película de 1968 protagonizada por Steve McQueen. Es que ese film fue el primero que hizo todo un arte de las persecuciones con autos. Tal es así que uno de los dos Ford Mustang GT utilizados por McQueen en la película fue vendido en una subasta por 3,74 millones de dólares.
Ese Mustang GT Fastback, que en su momento fue adquirido por 3.500 dólares, se usó para la mayoría de las tomas de acción con McQueen detrás del volante.
Durante décadas se creyó que el coche se había perdido, pero en 2018 resurgió justo a tiempo para celebrar el 50º aniversario de la película… Ford también aprovechó la situación para crear una versión renovada de su pony car a la que bautizó como Mustang Bullit.
Después del rodaje de la película, el Ford Mustang GT pintado en Dark Highland Green fue vendido a Robert Ross, un empleado de Warner Bros que lo usó para ir al trabajo. Dos años más tarde, en 1970, se vendió al detective Frank Marranca, quien luego lo vendió en 1974 por 6.000 dólares al ya fallecido Robert Kiernan.
McQueen trató de comprar el automóvil de la familia Kiernan en numerosas ocasiones, pero cada vez que intentaba ellos rechazaban la oferta.
El viejo Mustang, que acumula 74.000 kilómetros, todavía tiene su motor V8 de 390 pulgadas cúbicas (6,4 litros) con más de 320 CV y que asociado a una transmisión manual de cuatro velocidades podía hacer el 0 a 100 km/h en apenas siete segundos.
Este ejemplar es ahora el Mustang más caro de todos los tiempos al superar a un Shelby GT500 Super Snake de 1967 por el que se pagó 1.2 millones de dólares en 2019.