¿Cuáles son las posibilidades de que un joven de 24 años obtenga una Ferrari nueva por parte de su empleador? Muy poca, salvo que el empleador sea Enzo Ferrari, el joven Niki Lauda y que acabe de firmar un contrato como piloto de Fórmula 1 de la famosa Scuderia.
Esto sucedió en 1973 cuando el austríaco fichó para la mítica marca italiana. Como regalo de bienvenida Il Commendatore le obsequió a Lauda una Ferrari 365 GT4 2+2, modelo que había sido presentado en el Salón de París de 1972.
El vehículo, diseño por Leonardo Fioravanti bajo las órdenes de Sergio Pininfarina, lejos estaba de ser un deportivo, aunque estaba equipado con un V12 de 4.4 litros que erogaba 340 caballos y le permitía una velocidad de punta de 245 km/h.
Obviamente, Lauda aceptó gustoso el presente, aunque luego se deshizo de él por una particular razón: cada vez que iba a Austria demoraba mucho tiempo en pasar la frontera porque el auto tenía una patente especial con la leyenda Escursionisti Esteri (Turista Extranjero).
Después de todo un año de dolores de cabeza con esta hermosa Ferrari, Lauda decidió venderla en enero de 1975. No le fue fácil ya que ninguno de sus conocidos quería sufrir con el papelerío cada vez que cruzaba una frontera. Después de buscarle comprador finalmente lo encontró: se trató del hermano de un amigo que trabaja como asesor fiscal, algo que le facilitó solucionar el tema del patentamiento.
El auto tuvo otros dos dueños: Karl Oppitzhauser, un piloto que pasó sin pena ni gloria por la F.1 a mediados de los ’70; y después el hijo de Wolfgang Denzel, por entonces importador de Ferrari en Austria. Este último le cambió el color original al auto. De plateado pasó a rojo.
El Ferrari 365 GT4 2+2 de Lauda estuvo perdido durante muchísimo años hasta que se lo encontró en el interior de un almacén con 87.951 kilómetros en casi 50 años. Su actual propietario lo ha puesto en venta a través de una subasta online. El precio base fue de 31.000 euros, aunque ya superó esa cifra holgadamente.