El español Fernando Alonso se quedó con las ganas de ser protagonista de la 104ª edición de las 500 Millas de Indianápolis, competencia de la que participó por segunda vez luego de su debut en 2017.
El bicampeón de Fórmula 1 corrió motivado por la obtención de la Triple Corona, ese título honorífico que solo ostenta Graham Hill por haber ganado en el mítico óvalo, en el Gran Premio de Mónaco y las 24 Horas de Le Mans. Sin embargo, finalizó 21° en la carrera que tuvo como vencedor al japonés Takuma Sato.
El asturiano, que compitió con un auto del Arrow McLaren SP, ya sabía que ganar iba a ser difícil después de asegurarse partir desde el 26° puesto, pero en competencia jamás llegó a estar luchando por la punta. De hecho, solo llegó a ubicarse 15°…
“Fue una carrera muy ajetreada para nosotros. No tuvimos ni una vuelta de bondad, digamos. Sufrimos desde el principio con el equilibrio del coche, con mucho sobreviraje. Seguimos cambiando el equilibrio en las paradas, reduciendo el flap delantero, haciendo ajustes en los neumáticos y entonces empezábamos a estar contentos con el coche. Estábamos en 15ª posición alrededor de la vuelta 110, que es donde queríamos estar”, analizó Alonso.
“Pasamos la mitad de la carrera yendo del 26º al 15º y luego, tuvimos un problema de embrague en el coche que no sabíamos cómo solucionar. Terminamos la competencia sin el embrague, así que en ese aspecto en cada parada teníamos que empujar el coche, meter la marcha y salir. Eso nos costó una vuelta y desafortunadamente, nos mantuvimos una vuelta por detrás hasta el final y no pudimos lograr nada más”, agregó.
Si Alonso pretende tener una nueva oportunidad en las Indy 500 deberá esperar a 2023, al menos, ya que en 2021 y 2022 estará a tiempo completo en la F.1 junto al equipo Renault.