Después de la Gran Depresión los jóvenes entusiastas de los autos en Estados Unidos comenzaron a modificar coches antiguos y austeros para convertirlos en autos de carreras más veloces y llamativos. Estos vehículos modificados se conocieron como Hot Rods. Uno de los exponentes más famosos de esta cultura fue el Uncertain-T, muy popular a fines de los ’60 y que fue encontrado recientemente después de haber estado “perdido” durante más de cinco décadas.
El Uncertain-T fue una verdadera joya de la escena de los autos de exhibición, deleitando a los entusiastas en muestras automovilísticas en todo Estados Unidos durante un impresionante período de cinco años antes de desaparecer por completo a mediados de la década de 1970.
En una vuelta casi increíble del destino, después de años de búsqueda en todo el mundo, Beau Boeckmann de Galpin Motors redescubrió el automóvil en un almacén polvoriento a pocas cuadras de su concesionario insignia de Galpin en Van Nuys.
“Esta vez, el Uncertain-T me encontró a mí, yo no lo encontré a él”, dijo Boeckmann, presidente y CEO de Galpin Motors. “Aunque este Hot Rod histórico ha sido un fenómeno mundial, con su paradero desconocido durante tantas décadas, me encanta que haya sido construido y encontrado en San Fernando Valley, justo al lado de Galpin Ford. Lo que lo hace aún más sentimental es la conexión entre el dueño anterior, Dick Nickerson, y mi padre, quienes trabajaron juntos en el Mach IV, un Mustang Funny Car de cuatro motores, en 1969”, agregó.
La importancia de esta reliquia radica en el impacto que tuvo en la cultura automotriz personalizada, tanto en su apogeo como en los años posteriores. La idea para el Uncertain-T surgió a mediados de la década de 1960 cuando un dibujo animado realizado por un compañero inspiró a Steve Scott, quien entonces tenía 17 años. A pesar de las dudas de sus amigos sobre la viabilidad del proyecto, Scott se lanzó de inmediato a construirlo en el garaje de sus padres en Reseda.
Aunque el automóvil se construyó para emular vagamente un Ford Model T, el concepto era completamente abstracto, convirtiéndolo en un hot rod personalizado y una obra de arte rodante.
La carrocería se formó con fibra de vidrio, un método muy poco común en ese momento, y el chasis se construyó desde cero con tubos de acero. Cuando Scott presentó el automóvil en 1965 después de cinco años de construcción, ganó casi todos los premios prestigiosos posibles, superando a figuras como George Barris, Ed “Big Daddy” Roth y Dan Woods.
El Uncertain-T dejó una huella tan profunda en la cultura automotriz que los promotores de espectáculos pagaron a Scott para que lo llevara de gira por todo el país, presentándolo a un público nacional.
Más tarde, se lanzó un kit de plástico a escala 1/24 del automóvil, llevándolo a hogares de todo Estados Unidos. Se dice que el Uncertain-T inspiró el primer libro de Tom Wolfe, “The Kandy-Kolored Tangerine-Flake Streamline Baby”. Con múltiples apariciones en destacadas revistas de autos personalizados, el pequeño T se consolidó en la historia automotriz estadounidense.
Junto con el especialista principal en restauración, Dave Shuten, Boeckmann planea devolver el automóvil a la configuración y apariencia exactas de su debut en 1965 y llevarlo de nuevo al circuito de exhibiciones que lo hizo tan famoso. Boeckmann y Shuten documentaron la extracción del deteriorado relicto de su último lugar de descanso y registrarán el proceso de la próxima restauración para la posteridad.
