Aunque suene difícil de comprender, aquellos que toman parte del Dakar saben que los accidentes son parte de esta carrera. Y también son conscientes que sus consecuencias van de algún magullón o alguna fractura hasta la propia muerte…
Desde 1979, cuando se disputó la primera edición de esta prueba, más de una veintena de pilotos perdieron la vida y solo unas pocas veces el rally tuvo un paréntesis. El antecedente anterior a la cancelación de la etapa 8 del Dakar 2020 para motos y quads por el fallecimiento del portugués Paulo Goncalves en la séptima jornada data de 2005 tras la muerte del italiano Fabricio Meoni, el hombre que había vencido en las dos ruedas en 2001 y 2002.
Durante la década del Dakar en Sudamérica murieron cinco motociclistas, entre ellos el argentino Jorge Martínez Boero (2012). “Esto es el Dakar…”, solía decir el francés Etienne Lavigne, por entonces director de la carrera, para explicar la indiferencia de la organización ante estos fallecimientos. Con esa simple frase, además, dejaba en claro que los participantes sabían los riesgos que corrían.
Pero la muerte de Goncalves parece haber humanizado a la caravana dakariana, que ahora tiene a David Castera como máximo responsable. Por tratarse de uno de los pilotos Top de la categoría motos, los corredores de los equipos oficiales se mostraron muy perturbados. Principalmente el australiano Toby Price, quien fue el primero en llegar al lugar donde estaba caído el portugués. De hecho, del hombre de KTM salió la idea de no correr al día siguiente.
Castera entendió la situación y tomó una decisión poco habitual en un Dakar: cancelar una etapa por “respeto al dolor de los pilotos”. Así fue que el lunes 13 los competidores de motos y cuatriciclos se quedaron en el campamento del Wadi Al-Dawasir mientras los participantes de autos, SSV y camiones enfrentaban las dunas saudíes en la octava especial…
“La realidad es que todo el mundo lo quería y por eso estamos afectados, jamás tuvo un problema con nadie”, confesó alguien de la organización. La medida es comprensible en el contexto de un renovado rally Dakar que además de tener un nuevo escenario, quiere demostrar que puede ser tan duro como humano.