Diagramar la ruta de un rally Dakar no es para nada sencillo, más con las limitaciones provocadas por la pandemia de coronavirus. Sin embargo, los organizadores de la exigente prueba han trabajado durante estos meses en varios frentes para que el itinerario de la edición 2021, que se realizará del 3 al 15 de enero en Arabia Saudita, esté listo para ser desandado.
“En años excepcionales, dispositivos excepcionales. Los reconocimientos del recorrido suelen escalonarse a lo largo de varias visitas, lo que además permite contar con más tiempo para la reflexión y la recuperación. En esta ocasión, el despliegue parece más propio de una misión de fuerzas especiales”, apunta David Castera, director general de la carrera.
“Durante casi un mes y medio, 25 personas en total, divididas en tres equipos, inspeccionaron las rutas, las pistas y las dunas de Arabia Saudita. Un primer convoy valida definitivamente la ruta concebida sobre los mapas, mientras que, en una segunda pasada varios días después, se redactan todas las notas del roadbook. Por último, un tercer equipo se encarga de adaptar el trazado para los vehículos de la fórmula Dakar Classic, casi recién llegados a la prueba, si se me permite decirlo. El contexto impone un ritmo constante de concentración, pero también hay lugar para la improvisación y la convivencia”, agrega el ex motociclista y ex navegante.
Una especial de 400 a 500 kilómetros equivale a un día y medio de trabajo para el equipo que abre los reconocimientos. Las dudas y los retrocesos son casi constantes ya que las imágenes por satélite no siempre son lo suficientemente precisas y el grupo de trabajo se encuentra con terrenos insuperables.
Para optimizar el tiempo que se dedica al recorrido, el equipo vive siguiendo el ritmo del sol. Se empieza al fresco, con 10° de media en el termómetro. El sol regala 35° en su momento más alto y hay que aprovechar los últimos rayos para instalar un campamento improvisado en medio de la nada.
En carrera o en los reconocimientos, ya se sabe que el Dakar tiene siempre preparado algún contratiempo para todo el mundo. Encallar al franquear dunas difíciles, dar una vuelta de campana o tener una avería puede transformarse en un retraso de unas dos o tres horas.
Desde ya, las habilidades del grupo se complementan y los papeles se reparten con eficacia cuando se trata de hacer un trabajo en equipo. Jean-Paul Cottret, conocido como “Paulo”, aporta su experiencia de copiloto heptacampeón del Dakar para confirmar las decisiones de Castera. El campeón olímpico de tiro con arco, Sébastien Flute, piloto del segundo 4×4, se mete entre fogones a la hora adecuada y domina como nadie la gastronomía liofilizada…
Para Castera las jornadas se acaban con una sesión de trabajo frente a su computadora para actualizar todas las indicaciones e introducir los cambios de recorrido que se decidieron sobre la ruta. El equipo del roadbook, en tanto, espera pacientemente a una distancia de cientos de kilómetros para recibir el valioso itinerario y ponerse manos a la obra.
Pero algo que no cambia en ninguno de los equipos que realizan la difícil tarea de armar el itinerario es cerrar la jornada con una velada nocturna junto al fuego.