El Dakar es una competencia que pone a prueba a hombres, pero también exige a las máquinas. Y para que estos vehículos enfrenten el desafío de completarlo es necesario contar con un grupo de mecánicos a prueba de todo.
Dependiendo del tipo de estructura, la cantidad de especialistas varía en número. Un equipo con un solo vehículo, como una moto, auto o quad, puede tener entre dos y tres asistentes técnicos. Otro que aliste a un camión, cuatro o cinco. Mientras que una escuadra como Toyota, que domina la edición 2019 entre los automóviles de la mano del qatarí Nasser Al-Attiyah, cuenta con 30 personas y una decena de ingenieros.
De más está decir que en una competencia nomade como el Dakar, que se traslada de manera constante etapa tras etapa, el trabajo de la asistencia nunca termina. El día comienza muy temprano ya que los motociclistas suelen largar a las 5 de madrugada, mientras que los autos y camiones lo hacen un par de horas más tarde.
El despertador es el que, en cualquier caso, se encarga de indicar el inicio de una nueva jornada. Algunos mecánicos duermen en tiendas; mientras que otros eligen descansar dentro de los vehículos de asistencia para tener más intimidad y alejarse del ruido de los generadores y motores ya que en el campamento siempre hay movimiento.
Lo primero que se hace es poner en marcha los vehículos para comprobar que todo está OK. Además, se dan los últimos retoques de puesta a punto. Posteriormente, se comienza a desmontar el equipamiento de la asistencia que incluye carpas, electricidad, mesas, herramientas. Una vez que el piloto se va camino a la prueba especial o, eventualmente, el último de los pilotos en caso de equipos con más de uno, la asistencia sale del vivac para ir hasta el siguiente.
Este trayecto varía en función de las etapas, pero oscila entre las seis y las doce horas de conducción en esta edición. Los camiones están limitados a 90 km/h y los coches y autocaravanas a 110 m/h. Durante los repostajes se desayuna, y se cargan de agua y combustible. Normalmente se realizan turnos de conducción mientras el compañero aprovecha para descansar. Durante la marcha se sigue la etapa por Internet, vigilando el paso de los pilotos por los diferentes puntos del recorrido del día.
Aproximadamente a las 14, los mecánicos llegan al nuevo campamento. Lo primero que se hace es buscar la ubicación asignada en el predio. Luego se procede al montaje de la asistencia.
Una vez que los competidores llegan al campamento entre las 15 y las 17, los mecánicos comienzan con su verdadero trabajo que incluye la limpieza de los vehículos, cambios de filtros, chequeos de suspensiones, frenos y el resto de elementos vitales. También se reemplazan las piezas que se hayan dañado.
Si no hay inconvenientes mecánicos graves, entre las 21.30 y las 22 los mecánicos se van a cenar. Claro que eso puede variar si el piloto llega demasiado tarde. Eso exigirá restarle horas de descanso y trabajar de manera presurosa ya que los horarios de salida de cada participante no se modifican y si no se respetan se sufren penalizaciones o incluso la exclusión en casa de superar el límite de una hora después de la salida del último competidor.
Antes de irse a dormir, se comienza el desmontaje de todo lo que no es imprescindible para la mañana. Una vez completada esta tarea los mecánicos, esos héroes anónimos del Dakar, se van a descansar para repetir la rutina al día siguiente.