La española Laia Sanz correrá el Dakar 2019, que se realizará en Perú del 6 al 17 de enero, tras superar un periodo de tres meses sin actividad por una doble infección vírica y bacteriana. Por tal motivo confesó que no llega en las mejores condiciones a la exigente prueba.
“Después de tanto tiempo, me faltará ritmo y velocidad. Tampoco he podido entrenar la navegación, pero en este caso, la experiencia puede compensarlo un poco. Lo que me preocupa de verdad es mi estado físico y cómo aguantaré las etapas largas. Otros años, estando al doscientos por cien lo pasaba mal, pero esta vez ya estoy mentalizada de que sufriré mucho”, explicó Laia, que terminó novena en 2015.
Los problemas de Laia empezaron en primavera con una mononucleosis infecciosa provocada por el virus de Epstein-Barr. La situación se agravó en agosto cuando contrajo la fiebre Q, provocada por la bacteria Coxiella Burnetii, que a su vez le ocasionó como secuela una inoportuna y molesta neuropatía.
Estas enfermedades no sólo le impidieron practicar deporte y montar en moto, sino que también le imposibilitaron hacer vida normal. Como consecuencia de ello, se vio obligada a retirarse en la segunda etapa del rally Desafío Inca (cuando aún no estaba diagnosticada la dolencia). Más adelante tuvo que renunciar a participar en el Rally de Marruecos, así como a los entrenamientos del equipo KTM Rally Factory Team.
“Ha sido un proceso muy duro y muy molesto. Realmente he sufrido mucho, pero hace algo más de una semana empecé a encontrarme bien y desde entonces he podido comenzar los entrenamientos de verdad. Hasta ahora sólo había ido al gimnasio más para hacer recuperación que para entrenar, así que llegaré al Dakar con menos de un mes de preparación, después de estar parada desde el mes de agosto”, asumió.
Pese al escasísimo margen de tiempo para ponerse al día y recuperar el tono físico, Laia Sanz ha vuelto a demostrar su tenacidad al decidir participar en el rally más duro del mundo: “Para mí, este año es un éxito llegar a la línea de salida estando sana. No tendré presión por el resultado porque no me puedo exigir nada, pero ¿quién sabe? Quizá haya un día de navegación difícil en que me acompañe la suerte y que a mí me salga bien, o al revés, que sufra mucho y que me limite a hacer lo posible por terminar. Será una auténtica incógnita”.