Para empezar, la altura del asiento, que hay que regular de manera que los ojos queden por la mitad del parabrisas. Después la distancia a los pedales. Hay que pisar a fondo, y que la rodilla quede ligeramente flexionada, porque si se lleva estirada, en caso de colisión, se producirían daños serios en la cadera.
Lo siguiente es el respaldo, que idealmente ha de ir entre 90 y 110 grados, con el volante a una altura que no impida la visión y con las manos en la posición de las dos menos diez o las tres menos cuarto. Una vez más, los brazos ligeramente flexionados para evitar daños mayores en los hombros en caso de frenada.
Para el cinturón, el ex navegante Luis Moya nos recomienda dar un pequeño tironcito para asegurar que vamos bien pegados al asiento.
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