Todas las pistas en el mundo, sin excepción, tienen curvas bautizadas con diferentes nombres. Por lo general sus denominaciones son tributos a personalidades vinculadas con el deporte motor o tiene que ver con lugares característicos de los propios circuitos.
Eau Rouge, en Spa-Francorchamps, hace referencia al río de agua rojiza que pasa por debajo; el Tirabuzón, en Laguna Seca, indica las propias características de la variante; el curvón Salotto, en Buenos Aires; es un homenaje al periodista Alberto Salotto. Aunque no todas las curvas tienen nombres de fácil deducción, como sucede con Tarzán en Zandvoort.
La pista neerlandesa, situada sobre el Mar del Norte, fue diseñada por John Hugenholtz. Inaugurada en 1948, fue escenario del GP de Países Bajos de Fórmula 1 entre 1952 y 1985 y desde el año pasado está de vuelta en la Máxima, siendo uno de los pocos circuitos “old school” del calendario.
Tiene 14 curvas y la primera es Tarzán, con una fuerte frenada que se transforma en un punto claro de adelantamiento. El origen de su nombre es un misterio, aunque muchos afirman que es un homenaje a la persona que cedió parte de su huerto de papas para que se construyera el trazado.
La historia oficial dice que el hombre en cuestión era muy alto y corpulento, motivos por el cual había sido apodado como el personaje ficticio creado por el escritor estadounidense Edgar Rice Burroughs en 1912. No es de extrañar que haya sido así ya que en los años ’30 y ‘40, Tarzán había tenido un nuevo impuso a través de las películas protagonizadas por el nadador Johnny Weissmüller.
Tarzán se oponía a vender su huerto, algo que complicaba los planes de crear el autódromo. Después de intensas negociaciones para convencerlo, los responsables de Zandvoort prometieron bautizar al sector con el apodo que tenía.
Otra teoría menos aceptada es que la máquina utilizada para compactar el asfalto de esa curva le decían Tarzán por su gran tamaño.
El ex piloto Jan Lammers, actual director del trazado, prefiere creer en el tributo al vecino que cedió parte de sus propiedades: “En ese momento muchas personas en Zandvoort tenían los mismos nombres y por eso todos se diferenciaban con apodos. No puedo decir que eso sea cierto, pero para mi es la mejor historia”.