A medida que pasan los días se conocen más detalles de las maniobras fraudulentas de Carlos Ghosn, que hasta la semana pasada era titular de Nissan Motor y CEO de la alianza que esta marca tiene con Renault y Mitsubishi. Según el fisco japonés el japonés evadió 44,4 millones de dólares, lo que constituye una vulneración de la normativa de instrumentos financieros de Japón castigada con penas de hasta 10 años de prisión, una multa de 80.000 dólares o ambas.
Según la ley que rige este delito, la empresa podría ser condenada a pagar una multa de hasta seis millones de dólares. No obstante, la fiscalía y Nissan habrían firmado un acuerdo de negociación para que las autoridades no acusen al fabricante o presenten cargos que conlleven penas menores para los sospechosos o acusados si cooperan con la investigación.
Además de evadir impuestos, Ghosn usó de forma personal activos corporativos. Una filial de Nissan Motor, por ejemplo, gastó 17,8 millones de dólares en viviendas para su entonces presidente.
Las transacciones habrían sido realizadas a través de una filial holandesa constituida en 2010 íntegramente por el fabricante nipón aparentemente con fines de inversión. Ésta habría adquirido viviendas en Río de Janeiro (Brasil) y Beirut, según dijeron fuentes cercanas al caso al diario económico japonés Nikkei.
Según la cadena pública NHK, también se le habrían proporcionado casas en París y Ámsterdam “sin ninguna razón comercial legítima”.
A raíz de este escándalo Hiroto Saikawa, máximo ejecutivo de Nissan Motor, aseguró que Nissan, Renault y Mitsubishi deberían “trabajar más de cerca” y corregir algunas cosas como la concentración de poder en una persona, como ocurría con Ghosn, para evitar riesgos. Asimismo, afirmó que la alianza entre las tres empresas “no se verá afectada”.
Ghosn llegó a Nissan en 1999 como consejero delegado para liderar la recuperación del fabricante con sede en Yokohama tras haber firmado una alianza de capital con la francesa Renault.
Tras convertirse en presidente de ambas compañías en la siguiente década, pasó a ser titular de Mitsubishi Motors tras un acuerdo de capital suscrito por ambas en 2016 a raíz de un escándalo de manipulación de datos de consumo de combustible que golpeó con dureza al fabricante nipón de los tres diamantes.