Nordschleife, la variante larga del circuito alemán de Nürburgring, no solo es una pista de carreras, sino también un campo de pruebas para los automóviles de alto rendimiento. Para conseguir el preciado tiempo récord se requiere de una exhaustiva preparación en la que todo debe salir perfecto. Uno de los últimos modelos de BMW M en desafiar y superar el desafío fue el BMW M2.
Meses de meticulosa preparación precedieron este momento. La logística, los viajes y la preparación de los vehículos fueron afinados hasta el último detalle. Jörg Weidinger, el ingeniero de desarrollo detrás de los modelos BMW M, fue la persona que se puso detrás del volante para llevar al modelo al límite.
Weidinger no estuvo solo. Lo respaldaron siete colegas, personal en los boxes y tres directores técnicos, todos unidos por un objetivo común: quedarse con el récord en el mítico Infierno Verde.
Un ingeniero del TÜV, el organismo de certificar los récords, y un notario se aseguraron de que el BMW M2 utilizado fuera idéntico al que un cliente podría adquirir en cualquier concesionario BMW.
Las condiciones climáticas también fueron cruciales. La temperatura fría de aquel domingo de abril, alrededor de 7°C, garantizó el máximo rendimiento del motor BMW M TwinPower Turbo.
Después de la primera vuelta de calentamiento, Weidinger tomó el volante y comenzó su asalto al récord. A pesar de que ya había superado la marca en su primera vuelta, el equipo buscó la perfección.
Después de ajustar la presión de los neumáticos y una breve pausa, Weidinger regresó a la pista con determinación. Cada curva, cada recta, fue una oportunidad para mejorar. Al cruzar la línea de meta, el BMW M2 registró un tiempo impresionante: 7m38s706/1000 para completar los 20,8 kilómetros.
Así el BMW M2 demostró que los límites están hechos para ser desafiados. No solo rompió un récord, sino que también estableció un estándar que será difícil de superar. Un hito que recuerda que, en el mundo de la velocidad, BMW M siempre está a la vanguardia.