El BMW 3.0 CSL es una joya en la corona de la marca alemana. Con seis campeonatos europeos, un impresionante récord en Nürburgring y el honor de ser el primer BMW Art Car, este automóvil se ha ganado un lugar especial en la historia del automovilismo.
El año 1972 marcó el comienzo de una nueva era en BMW con la fundación de BMW Motorsport GmbH. El objetivo era claro: alcanzar el éxito en el mundo del automovilismo. El BMW 3.0 CSL, sin embargo, superaría todas las expectativas en las carreras de turismo.
Bajo la dirección de Jochen Neerpasch, un grupo de talentosos pilotos se unió a BMW y desempeñaron un papel fundamental en la creación de una leyenda. Equipos de fábrica y equipos privados lograron victorias tanto a nivel nacional como internacional, y hasta 1979, nadie pudo superar al BMW 3.0 CSL.
EL CAMINO HACIA LA PERFECCIÓN
El BMW 3.0 CSL tuvo sus raíces en el BMW 2800 CS de 1968. Aunque este último ofrecía 170 HP y un aspecto impresionante, estaba más enfocado en el gran turismo que en las carreras. Alpina intentó mejorar su rendimiento, pero la competencia tenía autos mucho más ligeros.
Para contrarrestar esta desventaja, Alpina desarrolló el BMW 3.0 CSL, una versión ligera del modelo con el mismo motor de 180 HP, pero 215 kg más liviano. Esto lo convirtió en una máquina de manejo excepcional.
El punto de inflexión ocurrió cuando Bob Lutz se hizo cargo de las ventas de BMW en 1972. Lutz, un amante del automovilismo, trajo a Neerpasch, un experto en deportes de motor de Ford, y a su ingeniero principal de carreras. Juntos, impulsaron el regreso de BMW al mundo de las carreras de turismos y crearon BMW Motorsport GmbH.
Bajo la dirección de Neerpasch, el BMW 3.0 CSL evolucionó aún más, con un motor de inyección de seis cilindros y 200 HP. Luego, se presentó la versión definitiva con características aerodinámicas llamativas que le valieron el apodo de Batimóvil.
DISEÑO Y LIGEREZA: LA CLAVE DEL ÉXITO
El BMW 3.0 CSL demostró que la forma sigue a la función. Sus características aerodinámicas, como los “rieles” delanteros, los pasos de rueda más anchos y el alerón trasero masivo, no solo mejoraron la estabilidad y la tracción, sino que también le dieron su apariencia distintiva.
El enfoque en la ligereza también fue evidente en cada detalle. Desde el aluminio en las puertas, la tapa del baúl y el capó hasta la eliminación de elementos como los paragolpes delanteros y la dirección servoasistida, se buscó reducir el peso al máximo.
RÉCORDS Y ARTE SOBRE RUEDAS
Ya en 1973, el mundo del automovilismo estuvo dominado por los colores rojo, violeta y azul, sobre todo en el chasis del CSL Coupé, que con el que Hans-Joachim Stuck y Chris Amon ganaron las 6 Horas de Nürburgring. En un segundo BMW 3.0 CSL preparado por Alpina, Niki Lauda estableció un nuevo récord de vuelta en la misma carrera, de 8:21.3. Y esto solo fue el comienzo: hasta 1979, nadie pudo impedir que el BMW 3.0 CSL ganara seis campeonatos europeos.
El BMW 3.0 CSL no solo destacó en la pista, sino que también se convirtió en una obra de arte sobre ruedas. El escultor Alexander Calder creó el primer BMW Art Car en 1975, sentando las bases de una colección única que incluye obras de artistas como Andy Warhol y Jeff Koons.
Con solo 167 unidades producidas entre 1973 y 1975, el BMW 3.0 CSL se ha convertido en un automóvil clásico altamente codiciado. Su diseño icónico, sus logros en las pistas y su exclusividad lo hacen destacar en la historia del automovilismo.
El BMW 3.0 CSL es mucho más que un automóvil deportivo; es una obra de arte en movimiento que continúa inspirando a amantes de los automóviles y aficionados al arte en todo el mundo. Una leyenda que perdurará en el tiempo.