En el medio de la pandemia por el coronavirus, la Fórmula 1 tratar de sobrevivir adaptándose a la situación que le toca vivir al planeta. La categoría no ha podido realizar ninguna competencia en la que va del 2020 y aspira a iniciar su campeonato en julio, si las condiciones mejoran.
El primer golpe que recibió la F.1 fue en febrero al posponerse el GP de China, justo el país donde se inició la pandemia. Mientras que a mediados de marzo se canceló el GP de Australia, la primera fecha del certamen, con los equipos ya instalados en Melbourne. Posteriormente, se cayeron los GP´s de Bahrein, Vietnam, Países Bajos, España, Mónaco (que directamente fue cancelado), Azerbaiyán, Canadá y Bélgica.
Más allá de este panorama, que incluso obligó a varios equipos a tomar medidas para reducir sus gastos, Liberty Media, la empresa que organiza el Mundial, se propuso tener este año un torneo de entre 15 y 18 competencias y de esta manera cumplir con los contratos con las diferentes televisoras del mundo que retransmiten los Grandes Premios y, al mismo tiempo, generar ingresos para mantener su negocio.
Según Auto Motor und Sport ya habría un precalendario de 14 fechas. La actividad comenzaría en julio con dos carreras, que serían en Austria, Inglaterra o Francia; en agosto se realizarían tres, en Hungría, Países Bajos, Italia o alguna de las otras citas ya aplazas en Europa; en septiembre serían dos GP’s, en Singapur, Rusia o Azerbaiyán; en octubre tres, en Japón, Vietnam y China; en noviembre se disputarían dos, en México y Brasil; y en diciembre otras dos, en Bahrein y Abu Dhabi.
Aunque al campeonato le falta una carrera para cumplir con el objetivo inicial de Liberty Media, está claro que la empresa estadounidense quiere que haya actividad, algo en lo que también coinciden la Federación Internacional del Automóvil y los propios equipos.
En este contexto de incertidumbre que hay entorno al presente y futuro de la Máxima llama mucho la atención el protagonismo que tomó en los últimos días el inglés Bernie Ecclestone, quien hasta 2016 fue el mandamás de la categoría.
Después de ser noticia porque será padre por cuarta vez a los 89 años, Ecclestone se la pasó criticando a Liberty Media por cómo ha manejado la situación del COVID-19 y hasta calificó de desacertada la posición de la compañía estadounidense para intentar tener actividad este año. Su postura fue respaldada por su viejo amigo y compatriota Max Mosley, presidente de la FIA entre 1993 y 2009.
El énfasis con el que Ecclestone y Mosley critican la gestión de Liberty Media hace suponer que hay algo más detrás, que podría salir a la luz en la medida que la compañía de John C. Malone tenga problemas para hacerle frente a las millonarias perdidas económicas que tendría por no hacer competencias.
No es descabellado pensar que Ecclestone esté tramando ser de nuevo el dueño de la Fórmula 1, que intentaría comprarle a Malone por una cifra mucho menor a la que se la vendió en 2016 (más de 4.000 millones de dólares con deudas incluidas). Es por eso que cada crítica que hace Bernie a Liberty Media se toma como golpes que intentan noquear a la empresa.
Y hay un dato que no es menor y que se debe tener en cuenta. A fin de este año vence el actual Pacto de la Concordia, el acuerdo comercial entre los equipos y el promotor. Si bien en enero se afirmó que las negociaciones estaban bien encaminadas, el coronavirus ha puesto a prueba la gestión de la Liberty Media y hay que ver si las escuderías deciden renovarle su confianza. La realidad es que la aparición de Ecclestone, incluso, podría ser una buena herramienta para que los teams negocien mejores términos con los responsables de la categoría…
¿Ecclestone nuevamente dueño de la Fórmula 1? Sí, parece increíble… como esta misma pandemia.