Entre las joyas que adornan los jardines de hipódromo de San Isidro en Autoclásica 2024, el Donatini MB8 destaca, aunque por razones distintas a las de los vehículos más lujosos. Apartado en el sector Auto Jumble, lejos del brillo y la elegancia de los autos clásicos, este prototipo de 8 ruedas conserva su estatus como una pieza única del ingenio argentino. Aunque su apariencia actual no refleja el esplendor de sus mejores años, sigue siendo un símbolo de innovación y perseverancia.
La idea del Donatini MB8 comenzó a gestarse en 1982, cuando Raúl Donatini, un apasionado de las suspensiones y la mecánica, esbozó los primeros conceptos. Sin embargo, la construcción no comenzó hasta 1993, cuando el diseñador se instaló en Mar Chiquita, donde finalmente dio vida a su visión.
Donatini, que por aquel entonces tenía 44 años, se dedicó en cuerpo y alma a construir un auto que no solo fuera innovador, sino que pudiera alcanzar velocidades cercanas a los 300 km/h, desafiando los límites del diseño convencional.
Lo que hace único al Donatini MB8 es su configuración de ocho ruedas, distribuidas en tres ejes: dos delanteros con dos ruedas cada uno y un trasero con cuatro. Este diseño ofrece un comportamiento similar al de una mesa de tres patas, asegurando una estabilidad y equilibrio excepcionales.
El tren trasero del Donatini MB8 funciona como un balancín, equipado con un único resorte y dos amortiguadores independientes. Esto permite que la carga de una rueda se transfiera a la otra, proporcionando un apoyo óptimo, especialmente en curvas, al equilibrar la carga de exterior a interior.
Las ruedas duales se implementaron para equilibrar los cuatro puntos de apoyo del tren delantero, utilizando neumáticos de 14 pulgadas, según la recomendación de Vicente Formisano. Las llantas especiales cuentan con un separador soldado de 70 mm para sostener las dos cubiertas.
Las tazas delanteras, diseñadas de manera exclusiva, tienen un soporte central que sustituye la tuerca de la punta del eje, evitando que gire. Esta innovación responde a la necesidad de mejorar la aerodinámica al reducir el vórtice generado por el movimiento de la rueda.
El corazón del Donatini MB8 es un motor Mercedes-Benz M116 V8 de 3.5 litros y 200 CV de potencia, acoplado a una caja manual de cuatro velocidades. Esta configuración, combinada con un reparto de peso ideal del 50% entre los ejes delantero y trasero, permite que este deportivo artesanal mantenga una tracción y estabilidad envidiables, tanto en pista como en las calles.
El proceso de construcción de este prototipo fue largo y arduo. Donatini, con la ayuda de su esposa Victoria Greci, trabajó durante cuatro años en el auto, fabricando cada pieza de forma artesanal.
El chasis está hecho de tubos y chapa de acero, lo que garantiza una estructura sólida y resistente. La aerodinámica fue otro de los aspectos clave en el diseño del vehículo. El auto cuenta con un efecto suelo tipo Venturi, inspirado en las recomendaciones del ingeniero Heriberto Pronello, lo que mejora la estabilidad a altas velocidades.
A lo largo de los años, la innovación del Donatini MB8 ha influido en la industria automotriz de maneras inesperadas. En 2005, un empresario italiano se llevó los planos del prototipo a Europa. Poco después, Ferrari y otros equipos de Fórmula 1 comenzaron a utilizar un sistema de tazas fijas en las ruedas delanteras similar al que Donatini había diseñado. Este detalle resalta el valor y la visión futurista del creador argentino.
La exhibición del Donatini MB8 en Autoclásica 2024 no solo es un reconocimiento al esfuerzo y sacrificio de Raúl Donatini, sino también una oportunidad para que el público admire una obra maestra de la ingeniería automotriz.
Un auto que, a pesar de haber sido concebido en un pequeño taller en Mar Chiquita, ha demostrado que la pasión, el ingenio y la perseverancia pueden superar cualquier obstáculo. El Donatini MB8 no es solo un prototipo; es una declaración de lo que puede lograrse cuando un sueño se convierte en realidad.
