La decisión de los responsables del Mundial de Fórmula 1 de seguir adelante con el Gran Premio de Arabia Saudita pese a un atentado terrorista perpetrado a solo 25 kilómetros del circuito de Jeddah, donde se realiza la carrera, ha dejado perplejo a los seguidores de la Máxima e incluso a algunos miembros del paddock que estaban a favor de cancelar el evento.
Rebeldes yemeníes hutiés reivindicaron el viernes una serie de ataques con drones y misiles en Arabia Saudita, que provocaron un enorme incendio en una instalación de la petrolera Aramco en la ciudad de Jeddah.
Esto motivo una serie de reuniones entre los responsables de la categoría y las autoridades saudíes. En la última, realizada por la noche, se decidió continuar con la presentación.
“Nos han afirmado que la seguridad del país es lo primero, no importa cuál sea la situación… Tenemos que confiar en las palabras de las autoridades locales en este sentido y por ende seguimos adelante con este evento. Estamos todos juntos en esto, es algo muy importante para nosotros, y necesitamos confiar en las autoridades, no sólo aquí, sino en todo el mundo”, afirmó Stefano Domenicali, CEO de la F.1.
Las palabras del ejecutivo italiano fueron respaldas por el emiratí Mohammed Ben Sulayem, presidente de la Federación Internacional del Automóvil. El ex piloto aseguró que personal de seguridad saudí le confirmó que el objetivo de los hutíes es Aramco y no la F.1…
“Hemos tenido una reunión con los oficiales de seguridad de alto nivel y también nos hemos reunido con los pilotos y jefes de equipo. Su objetivo es la compañía de carburantes, no los civiles ni tampoco la carrera de Fórmula 1. Además, nos han asegurado que este es un entorno seguro y estará seguro mientras se dispute la carrera”, explicó el titular de la FIA.
LOS PILOTOS NO ESTARÍAN TAN CONVENCIDOS
Pese a las palabras de Domenicali y Ben Sulayem, los pilotos de la F.1 no estarían tan convencidos de que es seguro correr en Arabia Saudita. De hecho, en estos momentos están manteniendo una reunión que ya lleva más de una hora y media en la que están deliberando cuál es su posición frente a esta situación.