“Cuando veo todo lo que pude conseguir en la Fórmula 1, me llena de satisfacción. Me dirán que no pude ser campeón. Es verdad, pero no me siento frustrado por eso. Corrí en grandes equipos y tuve la oportunidad de ganar carreras y luchar campeonatos. No todos los pilotos de la Fórmula 1 lo consiguen. Por eso soy un agradecido”. Esa fue una de las primeras frases que me dijo David Coulthard en una entrevista que le realicé para CORSA en 2008 en oportunidad de una visita a la Argentina para ser protagonista de un Road Show organizado por Red Bull Argentina.
La reflexión tenía que ver sobre su retiro de la F.1, que se iba a producir a los pocos días luego de disputar el Gran Premio de Brasil. Luego de aquella carrera en Interlagos, que terminó en abandono, DC puso punto final a una campaña que incluyó 247 GP’s, 12 victorias, 12 pole positions, 18 récords de vuelta y el subcampeonato de 2001.
Los escasos veinte minutos pactados para el mano a mano con Coulthard transcurrieron en una habitación del hotel Panamericano y para aprovechar cada segundo una libreta me sirvió de ayuda memoria.
-Aunque aceptás no haber ganado el título, jamás te preguntaste por qué no pudíste ser campeón teniendo en cuenta que fuiste compañero de dos pilotos que sí lo fueron como Damon Hill en Williams y Mika Hakkinen en McLaren?
-Realmente jamás me hice ese cuestionamiento… Ganar un título en la Fórmula 1 es hermoso, pero no haberlo ganado teniendo compañeros que sí lo hicieron no tiene que ser frustrante. Hice todo lo que estuvo a mi alcance, di lo mejor de mí, pero no se dio. A la distancia veo que una de las cosas que me diferenciaron de ellos fue no haber sido regular. Y para ganar un campeonato eso es fundamental. Pero no me arrepiento de nada. No tienes que ser campeón de Fórmula 1 para tener una buena vida.
-¿Te acordás que sentiste la primera vez que te subiste a un Fórmula 1?
-Era muy joven. Tendría unos 19 años. No recuerdo exactamente qué sentimiento tuve, lo que sí te puedo afirmar es que estaba sorprendido por todo lo que veía. No podía creer que estuviese dentro de la fábrica de Williams. Yo venía de manejar autos muy simples y estaba en el corazón de un equipo de Fórmula 1. Imaginate… Era todo nuevo, no quería perderme detalle de lo que veía. El día que tuve la posibilidad de subirme no estaba nervioso. Lo tomé como que era un auto de carrera más.
-¿Qué cosas sentís que cambiaron durante las 14 temporadas que estuviste en la categoría?
-Todo el negocio. Ahora un piloto no solo tiene que dedicarse a conducir un auto. Hay otras cosas que deben tenerse muy en cuenta, como el marketing. Obviamente, que también hubo una evolución tecnológica muy grande. Por algo es la Fórmula 1.
-¿Y vos en qué cambiaste?
-En tener más más experiencia en la vida. Pero eso no tiene que ver exclusivamente con ser un piloto de Fórmula 1. Es algo natural. Le sucede a cualquier persona. Claro que vivir en un mundo como la Fórmula 1 no es fácil y, tal vez, uno tiene más vivencias que el común de la gente. Por empezar, recorres cientos de lugares distintos y conocés a muchísimas personas. Lo que no cambió fue la pasión que siento por esto.
-Hace unas semanas Jacques Villeneuve estuvo en la Argentina y en una entrevista para CORSA dijo que había algunos pilotos de la actual Fórmula 1 que no vivían el deporte con tanta pasión, ¿coincidís?
-El término pasión es muy subjetivo. Las personas son distintas y viven sus éxitos y fracasos de maneras diferentes. El festejo de Vettel por haber ganado en Monza jamás se puede comparar con el de Hamilton cuando logró su primera victoria. Sencillamente porque son diferentes personas y tuvieron diferentes experiencias de vida. Realmente no sé lo que quiso decir Jacques con esa declaración, pero en mi opinión uno no puede hablar de pasión poniendo a todos en la misma bolsa.
-Lo dijo haciendo referencia a Lewis Hamilton, quien llegó a la Fórmula 1 teniendo un apoyo incondicional de McLaren cuando otros pilotos, como Fernando Alonso, debieron luchar más para tener su lugar en la categoría…
-Es verdad. Pero a Jacques también se le facilitaron las cosas por tener ese apellido…
-Hamilton antes de subirse a un F-1 hizo miles de kilómetros en un simulador. ¿Creés que esto puede dar comienzo a los pilotos de laboratorio?
-…El mundo ha progresado mucho en este tiempo y es lógico que se utilicen nuevas tecnologías en un deporte de alto nivel como la Fórmula 1. Pero no creo que existan los pilotos de laboratorio, porque en definitiva siempre van a correr los que son talentosos. Cuando Hamilton ingresó a McLaren yo era piloto del equipo y puedo decir que tiene atributos para ser exitoso. Lo que puedo afirmar es que con toda esta tecnología, habrá pilotos cada vez más jóvenes. Pero el tema aquí es acostumbrarse a los cambios. No estamos más en la época de Fangio, la Fórmula 1 va cambiando año a año.
-¿Tenías ídolos cuando eras joven?
-Sinceramente, no. A mí me gustaba ver las carreras de Fórmula 1. En mi juventud pedí pocos autógrafos. Uno fue a Alain Prost cuando yo tenía unos 20 años y otro a Stirling Moss, quien es una verdadera leyenda.
-Antes de casarte se te vinculó con muchas mujeres. ¿Realmente eras un playboy?
-Según las revisas, tuve muchísimas mujeres. Pero en 15 años como piloto de Fórmula 1 tuve cuatro novias. Probablemente vos estuviste con más chicas que yo. Lo que pasa es que siendo un piloto de Fórmula 1 uno está muy expuesto. Y si viene una chica a sacarse una foto contigo ya sale en los diarios y en las revistas presentándola como tu nueva novia…
-¿Cómo te gustaría que te recuerden?
…Cuando se hable de mí como piloto me gustaría que la gente tenga un pensamiento positivo. Quiero que me recuerden como alguien que siempre siguió su pasión, se atuvo a las reglas y que dio lo mejor de sí en cada carrera.
