Las 500 Millas de Indianápolis es una de las carreras más importantes del mundo. Se disputa desde 1911 y este año celebrará su 107ª edición en el marco de la sexta fecha del campeonato 2023 del IndyCar. Esta carrera está llena de tradiciones, algunas de ellas muy particulares.
Desde su creación el evento siempre ha tenido lugar en el fin de semana del Día de los Caídos en Combate, honrando a los veteranos fallecidos. Además, a diferencia de otras competiciones, el ganador es el único honrado en la Victory Lane, sin podios para los tres primeros clasificados.
En 1936, Lewis Meyer comenzó una costumbre que ha perdurado en el tiempo: festejar el triunfo con un sorbo de leche. La Milk Foundation ha tenido mucho que ver para que esta celebración llegue hasta nuestros días.
Durante los ‘40, se iniciaron otras tradiciones. En 1946 se comenzó a tocar Back Home Again in Indiana en los eventos previos a la carrera. En 1947, Grace Smith Hulman, la madre del propietario del circuito, sugirió que se soltaran globos antes de la carrera. Desde entonces, 30.000 globos multicolores, ahora de látex biodegradable, se liberan coincidiendo con las últimas notas de la canción.
En 1953, Wilbur Shaw pronunció por primera vez la famosa frase “¡Gentlemen, start your engines!” (¡Caballeros, enciendan sus motores!) que se ha mantenido hasta nuestros días, con algunas variaciones que incluyen “Lady and Gentlemen” o “Ladies and Gentlemen” para los años en los que compiten pilotos femeninas.
En 1960, se entregó la primera corona de laurel al ganador, tomando la tradición de las carreras de los Grandes Premios de Fórmula 1. La corona actual tiene 33 orquídeas blancas que representan a los 33 pilotos en la parrilla de salida.
Desde los ‘70 se han añadido más tradiciones. El Last Row Party es una gala benéfica que se celebra el viernes antes de la carrera en la que se recaudan fondos para becas locales y se ridiculiza a los últimos tres pilotos en clasificarse.
En 1976, Jeanetta Holder creó y entregó su primera colcha al ganador de la carrera, iniciando así una tradición que ha llevado a la elaboración de más de 40 colchas hechas a mano.
Algunas costumbres han nacido en el Siglo XXI, la más relevantes es besar la línea de ladrillos de la meta que está desde 1911. El primero que lo hizo fue Gil de Ferran en 2003, aunque en realidad esto surgió en 1996 durante la primera carrera del NASCAR en el óvalo del Indianápolis Motor Speedway.
En definitiva, las 500 Millas de Indianápolis no solo es una carrera, sino una celebración de la historia y la cultura del automovilismo en Estados Unidos. Las tradiciones que han surgido a lo largo de los años hacen que la competencia sea única y especial y son una muestra del arraigo que tiene este deporte en la sociedad estadounidense.
Desde honrar a los veteranos de guerra, hasta soltar globos y entregar una corona de laurel al ganador, cada una de las tradiciones que se llevan a cabo tienen un significado especial y contribuyen a hacer de las Indy 500 una experiencia única para los pilotos y todos los aficionados al automovilismo.