El Indianápolis Motor Speedway se convierte durante mayo en la capital mundial del automovilismo y no por casualidad: a finales de mes se celebran las 500 Millas de Indianápolis, carrera cuya primera edición se celebró en 1911.
El circuito de Indianápolis ha sido testigo de la evolución del mundo del motor durante más de un siglo, también de los pilotos, la seguridad y de la mecánica; y a lo largo de ese tiempo ha ido acuñando tradiciones vuelta a vuelta, año a año y década a década.
La pista se construyó en 1909 para ser utilizada para pruebas por los fabricantes de automóviles de la zona. La idea, impulsada por el empresario Carl G. Fisher junto a tres socios, James Allison, Arthur Newby y Frank Wheeler, era que coches de diferentes marcas se enfrentaran entre sí en una carrera de corta duración. Más tarde estos modelos estarían disponibles para su compra y serían fácilmente identificables por los aficionados que buscaran comprar un automóvil.
La primera carrera se celebró en agosto de 1909 en un primitivo circuito de Indianápolis de dos millas y media de longitud (4 km) y cuatro curvas, unidas a través de cuatro rectas. Nada más y nada menos que 12.000 espectadores vieron al ingeniero austriaco Louis H. Schwitzer alzarse con la victoria a una velocidad media de 92,3 km/h.
Más allá de lo deportivo, la carrera fue un desastre: la superficie del circuito, de roca y alquitrán, se rompió en varias zonas; hubo accidentes y fallecieron seis personas, entre ellos dos mecánicos, dos pilotos y dos espectadores. Como consecuencia de esta tragedia el circuito estuvo cerrado durante varios meses.
En respuesta a estos incidentes, la organización decidió sustituir la superficie por más de tres millones de adoquines, que garantizarían la estabilidad del circuito durante las carreras y significaría un gran paso en lo que a seguridad se refiere.
El trazado se fue asfaltando poco a poco a lo largo del tiempo, empezando por las curvas en 1936 y 1937, y continuando por el resto del circuito, hasta que en 1961 se asfaltó al completo, salvo la línea de meta actual, donde hay una yarda de ladrillos que ha quedado como homenaje histórico.
Después de celebrar diferentes carreras a lo largo de 1910 y ante la caída de la asistencia de espectadores a los eventos celebrados, los fundadores del circuito se reunieron para encontrar una solución a este problema. Fisher y sus socios acordaron sustituir las distintas carreras celebradas durante la temporada por un gran evento anual, de mayor duración, y con un premio económico superior para el ganador.
La fecha para la carrera debía ser el “Memorial Day” (el Día de los Caídos), con el objetivo de conseguir una mayor asistencia de público en día festivo. El 30 de mayo de 1911 se celebró la primera edición de las 500 Millas de Indianápolis y nació una de las carreras legendarias del mundo del motor.
Ray Harroun fue el primer vencedor de la prueba en este formato, al volante del Marmon Wasp, en un tiempo de 6h42m8s a una velocidad media de 120 km/h. Como premio, se embolsó 14.200 dólares.
Durante las primeras ediciones de las 500 Millas de Indianápolis, los vehículos participantes montaban neumáticos de calle. En los años 20 debutó el neumático fabricado específicamente para competición y el neumático “Baloon” de Firestone, que ofrecía una mejor tracción y una mayor manejabilidad.
Las velocidades fueron creciendo hasta superarse, por primera vez en 1925, los 160 km/h. También en 1920 el ganador de las 500 Millas lo hizo, por primera vez, con un único juego de neumáticos.
Desde 1911 se han disputado 102 ediciones de las 500 Millas de Indianápolis: desde la primera edición, la carrera solo dejó de celebrarse en los años 1917 y 1918, y posteriormente entre 1942 y 1945, a causa de la I y II Guerra Mundial, respectivamente. El próximo capítulo de esta mítica prueba se escribirá el domingo 26.