Desde que comenzó a celebrarse en 1911, las 500 Millas de Indianápolis han visto competir en el Indianápolis Motor Speedway a cientos de pilotos, equipos y fabricantes, que han querido poner sus capacidades a prueba en la que es una de las carreras más exigentes, prestigiosas y también peculiares del mundo. A lo largo de su historia han ocurrido curiosas anécdotas y han surgido tradiciones que ya forman parte del ADN de esta prueba. Veamos…
UNA VICTORIA QUE SE FESTEJA CON LECHE
Al ganador de las Indy 500 no lo verás descorchar una botella de champán y celebrar su victoria con esta bebida. El piloto que consigue este prestigioso triunfo recibe, siguiendo la tradición, una botella de leche. Los pilotos eligen antes de la carrera qué tipo de leche quieren beber: entera, desnatada o semi-desnatada, y la organización se la entrega tras alzarse con el triunfo.
Esta tradición la inició en 1936 el estadounidense Louis Meyer, tres veces ganador de la Indy 500. Meyer seguía la indicación de su madre de beber leche para reponerse tras el gran esfuerzo que hacía durante las carreras.
A raíz de la ocurrencia de Meyer, la Milk Foundation, una organización que promocionaba los productos lácteos, luchó para que se convirtiera en costumbre. No se siguió entre 1947 y 1955, pero a partir de 1956 se alcanzó un acuerdo comercial y la celebración con leche ha sido un ritual más de esta carrera. Solo hay una excepción desde ese entonces…
EL DÍA QUE ABUCHARON A UN GANADOR
El brasileño Emerson Fittipaldi es considerado uno de los mejores pilotos de la historia, tal y como confirman sus dos títulos de Fórmula 1, el que logró en IndyCar y sus dos victorias en las 500 Millas de Indianápolis.
En su segundo triunfo en esta carrera, en 1993, decidió cambiar la leche tradicional del festejo por el zumo de naranja y no porque fuese intolerante o alérgico a la lactosa ni mucho menos. Fittipaldi poseía una plantación de naranjas en Brasil y nadie como él sabía del potencial publicitario de su victoria.
Esto no gustó nada a los aficionados presentes en Indianápolis, que abuchearon y criticaron al piloto. Por este motivo terminó dándole un sorbo a la botella de leche que también le entregaron.
EL INVENTO DEL ESPEJO RETROVISOR
El primer coche de competición que llevó un espejo retrovisor fue el Marmon Wasp, el vehículo que ganó las 500 Millas de Indianápolis en la primera edición, en 1911, con Ray Harroun al volante. Todos los coches menos este contaban con dos personas a bordo: el piloto y un mecánico que le informaba de lo que sucedía alrededor mientras competía.
Harroun y el dueño de su equipo, Howard Carpenter Marmon, tras concebir un coche demasiado estrecho, acordaron sustituir al mecánico por un espejo retrovisor de 7,6 X 20,3 cm que le permitiría ver lo que pasaba tras él y competir de forma segura en el óvalo.
Hubo protestas del resto de pilotos que participaron en la carrera porque consideraban que era peligroso no llevar a alguien que le alertara de quién podía adelantarle en un circuito con visibilidad tan reducida como es Indianápolis. También hubo quejas por la ventaja que suponía no llevar a una segunda persona en el coche.
Años antes de que esto sucediera, la piloto Dorothy Levitt publicó un libro en el que recomendaba a las mujeres que conducían llevar un espejo de mano en el coche, que les serviría para “ver hacia atrás en el tráfico”. Esto no era, sin embargo, una solución permanente como la que sí que se puso a prueba en la Indy 500 de 1911. El espejo retrovisor no fue patentado hasta 1921: lo hizo Elmer Berger, a quien se acredita como inventor del a día de hoy imprescindible dispositivo…
LA PRIMERA MUJER
A lo largo de las 102 ediciones de historia de las 500 Millas de Indianápolis, un total de nueve mujeres han participado en la carrera. La primera fue la estadounidense Janet Guthrie, ingeniera aeroespacial que comenzó su carrera como piloto a tiempo completo con casi 30 años. Tras un breve paso por la NASCAR, donde compitió en 33 carreras en cuatro años, se inscribió en las 500 Millas de Indianápolis de 1976.
Intentó clasificarse en este primer intento, pero no logró ser suficientemente rápida como para asegurarse un lugar en la grilla. Muchos de los participantes que sí que lo lograron, todos ellos hombres, la criticaron y consideraron que no lo había conseguido por ser mujer…
Uno que no le criticó fue el histórico A.J. Foyt, quien incluso le prestó su coche de repuesto para que hiciera un test. Su tiempo le habría servido para que se clasificara. “Esto hizo que muchos cambiaran su opinión sobre mí”, dijo Guthrie años más tarde.
En 1977 sí que logró clasificarse y tomar la salida en la carrera: partió 26ª y acabó 29ª. El mejor resultado que logró en sus tres participaciones en las 500 Millas de Indianápolis fue el noveno puesto de 1978.
Fue el mejor resultado de una mujer en la Indy 500 hasta que lo superó Danica Patrick en 2006, cuando acabó octava. Posteriormente, en 2009, Danica fue tercera, logrando la mejor posición en meta de una piloto en la Brickyard.
UN TROFEO SINGULAR
El trofeo de las 500 Millas de Indianápolis es otra de las peculiaridades de la carrera. El galardón mide nada más y nada menos que 163 centímetros y pesa 50 kilogramos, en conjunto con su base. Fue diseñado por la empresa especializada en componentes de automoción Borg-Warner y se convirtió en el trofeo oficial de la carrera en 1936.
A pesar de posar junto a él en las imágenes de honor, los ganadores de las 500 Millas de Indianápolis no reciben el trofeo original, que permanece en el Museo del Indianapolis Motor Speedway. Sin embargo, desde 1988 se entrega al vencedor de la carrera una réplica, denominada Baby Borg de 45 centímetros.
Una de las curiosidades sobre el Borg-Warner Trophy es que tiene grabado el rostro de todos y cada uno de los ganadores de las 500 Millas de Indianápolis. Desde el primero, Ray Harroun, hasta el último, Will Power (foto).
SI LLUEVE NO HAY CARRERA
El factor climatológico es importante en cualquier competición automovilística. Cambia las condiciones del asfalto, exige lo mejor de la habilidad de los pilotos, del coche y puede provocar un accidente si éstos no tienen la suficiente pericia como para controlar el vehículo en condiciones de mojado. Si llueve, debido a las altas velocidades que se alcanzan en los óvalos y a la peligrosidad que supone, la carrera se detiene. Puede retrasarse durante minutos, horas, días… o incluso cancelarse.
Una de las ocasiones en las que la carrera tuvo que ser retrasada fue en 1986: la prueba debía disputarse el domingo 25 de mayo, pero fue pospuesta al día siguiente. La lluvia no cesó y tuvo que volver a retrasarse… hasta el sábado siguiente, el 31 de mayo.
En 1976 solo se disputaron 255 millas de las 500: la carrera estuvo detenida durante dos horas y cuando estaba a punto de reanudarse empezó a llover con fuerza y se canceló. En 1997 la carrera se pospuso hasta el martes, también por la lluvia. Si la cancelación se produce superadas las 100 vueltas, el resultado se puede dar por válido.
PARTE DE LA TRIPLE CORONA
La Triple Corona es un reconocimiento que recibe el vencedor de las tres carreras automovilísticas más prestigiosas del mundo: las 24 Horas de Le Mans, el Gran Premio de Mónaco de Fórmula 1 y las 500 Millas de Indianápolis. No hay un trofeo físico, sino un título honorífico.
A lo largo de la historia, solo un piloto ha conseguido la victoria en estos tres legendarios eventos: Graham Hill (foto). El británico ganó el GP de Mónaco de F1 en cinco ocasiones (1963, 1964, 1965, 1968 y 1969), las 24 Horas de Le Mans (1972) y las 500 Millas de Indianápolis (1966).
Solo dos pilotos en activo pueden conseguir la Triple Corona a día de hoy: Juan Pablo Montoya, que ha ganado las 500 Millas de Indianápolis y el GP de Mónaco, pero no las 24 Horas de Le Mans; y Fernando Alonso, a quien solo le falta ganar las 500 Millas de Indianápolis.
PILOTOS LEGENDARIOS
Tres pilotos han ganado las 500 Millas de Indianápolis en cuatro ocasiones: A.J. Foyt (foto), Rick Mears y Al Unser Sr. Son los participantes que más veces han vencido en el “Brickyard”. A.J. Foyt es también el piloto que en más ocasiones ha competido en las 500 Millas de Indianápolis: 35. Le siguen Mario Andretti con 29 participaciones y Al Unser Sr., con 27.
Unser Sr. es también el piloto que más vueltas ha liderado en Indianápolis (644) seguido de Ralph DePalma (612), Mario Andretti (556) y Foyt (555). El ganador más joven de la carrera fue Troy Ruttman, en la edición de 1952, a sus 22 años y 80 días de edad. El mayor fue Unser Sr., a sus 47 años y 360 días.