
POR WAGNER GONZALEZ
Incluso en un año tan inusual como 2020, la indecisión que rodea el futuro de Toto Wolff y Lewis Hamilton sigue siendo calificada como algo surrealista: la previsibilidad y planificación necesarias para triunfar en la Fórmula 1 no coincide con la historia de la categoría. Aunque es cierto que Ayrton Senna disputó el inicio de la temporada 1993 a base de confirmaciones por carrera. Dicho esto, la eficiencia que hizo que el equipo Mercedes estableciera un nuevo récord de siete títulos consecutivos entre los constructores, sin embargo, no acepta tal incertidumbre por parte de sus máximos exponentes.
La primera idea que se podría tener del retraso en que Wolff y Hamilton pospusieran la definición de sus planes para 2021 sugiere, evidentemente, que ambos estarían apostando sus fichas en aumentar sus tarifas. Como para confirmarlo, ya han circulado rumores de que Mercedes habría rechazado la pretensión salarial del piloto inglés para ir en busca de un posible octavo título mundial a bordo de los coches antes conocidos como Flechas de Plata y hoy llamados Flechas Negras. Esta línea de razonamiento parece estar equivocada en vista de razones claras y subjetivas para pensar de manera diferente.

Empecemos por Toto Wolff: el austriaco ya ha mencionado varias veces que no quiere convertirse en un cuello de botella para la formación de nuevos líderes y sus acciones así lo demuestran. Evita quedarse en el puesto de control de carrera (la caseta montada junto al muro que divide el pit lane) y con cada victoria envía a un representante diferente a recibir el trofeo que ganó el equipo. Además, admite que sus días como el líder del equipo tienen fecha de vencimiento. Tal período estaría cerca del final a juzgar por otras de sus declaraciones de que se ve actuando en otras áreas del grupo Daimler y que ya sabe quién es su sucesor con respecto a la F.1…

Hace unos días, el conglomerado automovilístico alemán anunció el aumento de su participación en Aston Martin del 2,6% al 20% en una operación valorada en 370 millones de libres que se llevará a cabo durante los próximos 36 meses. Algunos puntos de este escenario son bien conocidos: el control compartido de la marca inglesa está comandado por Lawrence Stroll, quien el próximo año inscribirá a su equipo F.1, Racing Point, como equipo oficial del fabricante de autos deportivos de alta gama. Dos accionistas minoritarios de la empresa ubicada en Gaydon, en el condado inglés de Warwickshire, son el propio Wolf y Sebastian Vettel, quien defenderá el equipo en 2021.

Wolff es un animal emprendedor, y uno de los más exitosos, esta última característica que también identifica a Lewis Hamilton. El inglés, sin embargo, es un animal de otra especie: para que pueda disfrutar de los placeres que le permite una cuenta bancaria bien surtida, es prioritario aumentar un saldo que, de ser necesario imprimirlo, aparecería en formato apaisado de una hoja de papel A4.
Independientemente de ganar un octavo título, terminar su carrera con el séptimo -en el que ya tiene dos pies y una mano- sería hacerlo a la altura de su forma, decisión que garantiza una imagen pública de lo mejor y similar a esa, que tendría Wolff al pasar el testigo a un suplente tras ganar siete títulos consecutivos.
En pocas palabras, el dúo de F.1 contemporáneo más exitoso lo tiene todo para sorprender a la categoría gracias a la consolidación de sus propias trayectorias.