
El refrán dice que “del amor al odio hay un solo paso” y el francés Jean-Louis Schlesser y la alemana Jutta Kleinschmidt fueron prueba de ello. Ambos fueron colegas, compañeros de equipo y novios durante seis años, pero el Dakar hizo que el cariño que se prodigaron mutara en un enardecido odio.
Schlesser y Kleinschmidt se conocieron a principios de la década de 1990 cuando coincidieron en las pocas carreras de rally-raid que se disputaban por ese entonces. El francés, que ya había brillado en la Fórmula 3 de su país, la Fórmula 1, el Campeonato Mundial de Sport Prototipos y categorías de Turismo, cayó rendido ante la belleza de la blonda fémina germana, que tras cosechar experiencia en competencias de enduro estaba dispuesta a desafiar a los hombres y al desierto sobre una moto.
La relación entre ambos creció y la necesidad de estar juntos más tiempo llevó a Schlesser a invitar, a principios del 1993, a Jutta a ser su navegante. Luego de ganar experiencia en la butaca derecha, y alentada por el propio Schlesser, Kleinschmidt corrió en 1994 su primera competencia en autos. En aquel UAE Desert Challenge, Schlesser logró un triunfo impecable y Kleinschmidt asombró al llegar en el cuarto puesto.
Las caminatas a la luz de la luna por Champs Elysee y las cenas románticas a orillas del Sena se combinaban con interminables relevamientos de road-book en algún desolado bivouac. Aunque estaban unidos sentimentalmente, el aspecto profesional comenzó a dividirlos. Schlesser quería ser amo y señor del rally-raid, mientras que Kleinschmidt se empeñaba por trascender en una especialidad exclusivamente masculina. Cuando esas ambiciones personales aumentaron la convivencia se tornó insostenible y, luego de seis años de noviazgo, se separaron y cada uno siguió por su camino.
En el inicio del Siglo XXI, Schlesser y Kleinschmidt se convirtieron en rivales acérrimos. El apoyo oficial que recibían de las terminales que representaban -el francés corría para Renault y la alemana para Mitsubishi- les permitía ser casi con exclusividad los únicos pilotos en competir en buena parte del calendario del Mundial de Cross Country. Aunque en 1999 y 2000 Schlesser tuvo a raya a Kleinschmidt, la alemana se desquitó en 2001 ganando nada menos que el Dakar, competencia que el galo había estampado su nombre en los dos años anteriores…
El triunfo de Kleinschmidt, primero en su trayectoria deportiva y también el primero de una mujer en tan exigente prueba hasta ahora, desencadenó más problemas. Poco después de ser derrotado Schlesser afirmó que un error de cuatro minutos en los cómputos finales le dio el triunfo a su ex novia: “Me molesta que ella esté convencida de que ganó el Dakar en buena ley. No es así. En todo caso, el vencedor debería ser Hiroshi Masuoka, su compañero de equipo, quien fue el gran dominador. Jutta no ganó ninguna etapa y ni siquiera debería haber festejado en el podio”. Kleinschmidt, en su momento, se defendió con cierta ironía. “Alcancé la victoria gracias a la equivocación de Schlesser en la penúltima etapa (NdeR: por adelantarse en la largada fue penalizado con dos horas y perdió el liderazgo de la prueba). Sería bueno que se lo agradeciera, pero supongo que no quiere hablar conmigo…”.

Pocos meses después de aquel cruce en el desierto africano, ambos se volvieron a ver las caras en el Por las Pampas, una competencia de todo terreno que se realizó por caminos de Mendoza (Argentina). Obviamente, allí también tuvieron un fuerte enfrentamiento.
La gota que derramó el vaso ocurrió en los kilómetros iniciales de la primera etapa de esta carrera. Schlesser acusó a Kleinschmidt de tirarle el auto en un tramo del recorrido cuando él estaba por superarla. “No es la primera vez que me hace esto, en el Dakar me tapó durante 200 kilómetros. Pero bueno, no me extraña esa actitud… es mujer”, aseguró. La frase fue perfecta para iniciar el diálogo con el francés e indagar más sobre la rivalidad con su ex pareja…
-¿Kleinschmidt es una rival especial o es como cualquier otro?
-Es un piloto más. Cuando persigues a un auto no te interesa saber quién lo conduce, si es un hombre, una mujer o lo que sea; solo quieres ganarle.
-¿Todavía cree que Jutta no mereció ganar el Dakar?
-Por supuesto… Masuoka debería haber sido el ganador, no ella. Los organizadores cometieron un error con el cronometraje y ella se aprovechó. El tiempo total de Masuoka era menor al realizado por Jutta, por lo que Hiroshi debería haber ganado. Todo el mundo sabe eso y ella también. Claro que Mitsubishi no hizo un reclamo, Masuoka y Kleinschmidt corren para el mismo equipo y por una cuestión de marketing les convenía que Jutta ganase la carrera. Si hubiese sido una buena deportista, le tendría que haber dado el trofeo a su compañero.
-¿Pero cómo define entonces a Kleinschmidt?
-Es muy problemática… Si fuera más rápida sería un buen piloto y así no tendría que criticarme. No ganó nada y tendría que ser consciente de que necesita acumular más experiencia. No puede venir y pretender vencerme a mí, que tengo más años en el automovilismo que ella y una trayectoria que incluye títulos en la Fórmula 3, Sport Prototipos y una carrera en la F.1…

La otra protagonista de esta historia también dijo lo suyo durante aquella visita a territorio cuyano. Con gran amabilidad y una sonrisa casi continua en su rostro, Jutta explicó algunos pormenores de esta antipatía con el francés.
-¿Cómo comenzó esta rivalidad con Schlesser?
-Fue porque no soportó que una mujer le haya ganado en una carrera tan particular como el Dakar. Él le pedía mucho dinero a sus patrocinantes para correr esa prueba y luego de mi triunfo no supo cómo justificarse.
-Schlesser afirmó que usted es problemática y que siempre pone excusas…
-Yo sé que no me tiene simpatía, hay un problema personal entre nosotros.
-¿Schlesser es “el” rival?
-Al principio lo consideraba como un rival, pero lo dejé de tener en cuenta porque no es un verdadero deportista. Lo que dijo sobre mi triunfo del Dakar no fue bueno; al principio pensé que se trataba de un enojo momentáneo por haber perdido la carrera, pero no fue así. Desde ese entonces siempre hizo cosas para destruirme. Pero para mí, Schlesser no existe.
-¿Es para tanto?
-Sucede que algunos no saben cómo es realmente. Luego del Dakar que gané llamó infinidad de veces a Mitsubishi para que no me dieran más apoyo, y no lo hizo porque él quería mi lugar sino porque realmente me odia.
-¿Cómo puede ser que tenga desprecio por una persona con la cual tuvo un noviazgo que duró seis años?
-Por favor, no me lo menciones… Ese fue el peor error de mi vida.
Aquellos duelos entre Jean-Louis Schlesser y Jutta Kleinschmidt aún se recuerdan en el mundo del raid. Y todavía muchos no pueden comprender como dos personas que se amaron tanto, llegaron a odiarse tan profundamente. ¿Será porque hubo un tercero en discordia y ése era el Dakar?