Alpine R&D Lab, una unidad de negocio creada en 2022 el seno de la marca Alpine, tiene como objetivo poner los conocimientos tecnológicos únicos de la marca al servicio de proyectos innovadores, especialmente en el contexto de la descarbonización del sector del transporte. Su carta de presentación ha sido un Naviplane creado junto a Aqualines, una start-up que desarrolla una nueva generación de transporte marítimo ultrarrápido con una huella de carbono reducida.
“Tradicionalmente nos centramos en la competición. Pero también estamos aplicando nuestros conocimientos y capacidades tecnológicas a proyectos comerciales fuera de la Fórmula 1. Alpine R&D Lab es una estructura polifacética al reunir recursos de las entidades deportivas de Enstone y Viry-Châtillon, donde se diseñan y desarrollan nuestros motores de Fórmula 1, y los de Alpine Cars, que desarrolla nuestros modelos de calle”, afirmó Bob Bell, asesor estratégico de BWT Alpine F1 Team y responsable del proyecto conjunto con Aqualines.
Para crear el Naviplane, se recurrió sobre todo a la experiencia del equipo de la F.1. “Los ámbitos de la ingeniería son en realidad bastante cercanos y propicios a la interacción. Eso es lo que hace que nuestra participación sea tan relevante. El vehículo Aqualines se mueve muy cerca de la superficie del mar, del mismo modo que los monoplazas de Fórmula 1 operan muy cerca del suelo”, explicó Bell.
“Las técnicas de túnel de viento necesarias para realizar correctamente estas pruebas son muy similares a las de esas dos situaciones. En realidad, sólo la tecnología de la Fórmula 1 puede proporcionar este nivel de comprensión y conocimiento para simular correctamente vehículos tan cerca de una superficie. Eso fue fundamental para esta colaboración”, agregó el ingeniero.
Mientras que los autos de Fórmula 1 aprovechan el efecto suelo para que el coche tenga un mejor agarre, los Naviplanes diseñados por Aqualines lo utilizan para crear sustentación, lo que les permite volar sobre el agua con una resistencia mínima al movimiento.
Guillaume Catala, que participó en las pruebas aerodinámicas en el túnel de viento de Enstone y trabaja junto a Pavel Tsarapkin, fundador de Aqualines, explica el concepto de estos barcos voladores: “Los propulsores delanteros empujan el aire bajo el casco y el propulsor trasero genera el empuje. Una vez alcanzada una velocidad de 90-100 km/h, no se necesita energía para mantener el efecto suelo, lo que lo convierte en un medio de transporte muy económico”.
Se trata de un concepto realista que ya demostró su eficacia sobre el terreno en los años ‘70 para el transporte de equipos sobre el mar. El planteamiento de Aqualines es desarrollar este concepto al servicio de una movilidad energéticamente eficiente y respetuosa con la biodiversidad marina porque, al volar por encima del agua a velocidad de crucero, los Naviplanes evitan cualquier perturbación de los ecosistemas submarinos.
Tras numerosas pruebas a pequeña escala con los datos recabados por el equipo Alpine de Fórmula 1, Aqualines está construyendo un prototipo a escala real que comenzará a probar en 2024.