Hoy en día es difícil imaginar la Fórmula 1 sin Ferrari. Sin embargo, eso estuvo muy cerca de ocurrir a fines de la década del ’80 cuando la Scuderia se planteó seriamente abandonar la Máxima y mudar su equipo a Estados Unidos para competir en el CART, la categoría que hoy conocemos como IndyCar.
Para saber los motivos de esa drástica medida hay que remontarse al Gran Premio de Estados Unidos de 1978 cuando el francés Jean-Pierre Jabouille, a bordo de un Renault RS01, llegó cuarto y se convirtió en el primer piloto en terminar una carrera de F.1 con un vehículo equipado con un motor turboalimentado. Fue un resultado que lo cambiaría todo: la era del turbo había llegado a la máxima categoría.
LA AMENAZA DE FERRARI
Para entender por qué Ferrari amenazó con abandonar sus ambiciones en la F.1, también hay que comprender el panorama de las carreras en la era turbo del siglo pasado.
Para el inicio de la temporada 1986, todos los coches en la parrilla estaban turboalimentados, y la asombrosa potencia extraída de las máquinas había atraído la atención preocupada de la Federación Internacional del Automóvil, que planeaba introducir una serie de nuevas regulaciones, incluida una prohibición de los turbos a favor de motores atmosféricos de ocho cilindros.
Descontento con esta medida, Enzo Ferrari hizo un anuncio que sacudió al mundo: si la FIA se negaba a negociar, Ferrari abandonaría por completo la F.1 para competir en el campeonato CART.
Aunque para muchos, incluida la propia FIA, la noticia se consideraba simplemente una estratagema diseñada para forzar una reconsideración de las regulaciones propuestas para la F.1, Ferrari hablaba en serio. Tanto que envió a su director deportivo, Marco Piccinini, a los Estados Unidos para comprender mejor el campeonato y reunirse con los organizadores y equipos competidores.
NACE LA FERRARI 637
Ferrari se acercó a Goodyear y le hizo conocer los detalles de su programa en el CART. A pedido de la compañía italiana, la marca de neumáticos le recomendó como aliado al equipo Truesports para una asociación de investigación y desarrollo.
Tras concluir el torneo de CART de 1985, Truesports y el piloto Bobby Rahal viajaron a Italia con un March 85C-Cosworth. El coche fue probado tanto por Rahal como por el italiano Michele Alboreto, piloto de la Scuderia, en el circuito de pruebas de Fiorano.
El joven ingeniero austriaco Gustav Brunner se hizo cargo del proyecto. Tomó posesión del March 85C y lo sometió a diferentes pruebas, tanto en la pista como en el túnel de viento, para comprender mejor el rendimiento y la aerodinámica utilizada en el CART.
Por septiembre de 1986, el Ferrari 637 turboalimentado estaba listo para correr en el CART. Radicalmente diferente de los vehículos de la categoría estadounidense existentes fue un éxito inmediato, demostrando ser competitivo y, sobre todo, increíblemente rápido.
El 637 estaba bien diseñado y cuidadosamente pensado. La carrocería superior estaba hecha de aluminio, unida mecánicamente y pegada al chasis inferior de carbono. El motor Type 034 era un V8 de 32 válvulas y 90 grados turboalimentado de 2.65 litros, según las regulaciones de CART.
EL FINAL DE LA AVENTURA
Pero la Ferrari 637 no había nacido para competir, solo era una herramienta de negociación que le permitió a Il Commendatore lograr su objetivo: la permanencia de los turbo en la Fórmula 1 por dos temporadas más.
Tras el aval de la FIA sobre la continuidad de los motores turbo, Ferrari anunció que ahora estaban totalmente comprometidos con la F.1 y que el proyecto del CART había sido archivado Así terminó el breve, pero emocionante camino para la Ferrari 637.
Esta fascinante historia arroja luz sobre la personalidad audaz del propio Enzo Ferrari, uno de los hombres más icónicos en el mundo del automovilismo que hacía todo lo que estuviese a su alcance para salirse con la suya…
En los 80 era Indycar. La Cart nacio a fines de los 90 y duro un breve tiempo hasta volver a ser Indycar.